Es una de las últimas pastoras Wakhi que han cuidado cabras, yaks y ovejas durante siglos.
Está comprometida con su tarea desde hace casi tres décadas.
[1] En el valle pakistaní de Shimshal, Numa forma parte de una costumbre centenaria que está desapareciendo.
Su madre y sus abuelas le enseñaron el oficio.
Sus ingresos han traído prosperidad a la aldea y les han permitido dar educación a sus hijos.