En 1865 pasó un tiempo en París y ese mismo año se estableció en Italia.
En Italia nacieron y se mezclaron movimientos pictóricos que impulsaron el redescubrimiento del paisaje natural.
Los pintores abandonaron el caballete del estudio y se aventuraron al aire libre, para descubrir el placer de pintar escenas naturales en vivo.
Agnes Börjesson se distanció del academicismo eligiendo una paleta de tonos delicados a pincel grande y suave que dejaba grandes capas de color sobre el lienzo.
Visitó Venecia y las playas de Sicilia, eligiendo Liguria, donde pasó sus últimos años.