Agnes Blannbekin

[2]​ El único manuscrito existente, actualmente propiedad de un convento cisterciense en Zwettl, Austria,[2]​ no sería publicado hasta el siglo xx.

[6]​ En sus años de juventud, durante los servicios religiosos y las oraciones, Blannbekin empezó a oír voces que explicaban misterios espirituales.

[12]​ Mediante estos actos de religiosidad, las revelaciones pías poseían cierta literalidad que ayudaba a reforzar el cumplimiento del culto para los cristianos medievales.

Pese a que no todas sus revelaciones fueron consideradas obscenas, algunas incluían visiones de monjes, mujeres y del propio Jesús desnudo, manifestando Agnes haber sentido un éxtasis pseudo-sexual al recibirlas.

[2]​ Al recibir la Eucaristía, Blannbekin afirmaba saborear a Cristo;[2]​ en una ocasión, un sacerdore sexualmente inmoral no pudo encontrar el pan sacramental, el cual Agnes declaró haber sentido en su propia boca.

[5]​[12]​ Así mismo, Blannbekin manifestó haber ingerido una «refrescante bebida espiritual» de la herida que Longinos provocó a Jesús al clavarle una lanza.