Se le considera como la figura más importante en América Latina del ámbito teórico-práctico empresarial.
Contribuyó de manera decisiva a la creación de diversas licenciaturas económico administrativas en varios países latinoamericanos durante la segunda mitad del siglo XX.
Durante su niñez y adolescencia, fue condiscípulo del cardenal Ernesto Corripio Ahumada.
Por su cátedra pasaron muchos alumnos que después se convirtieron en poderosos empresarios, entre cientos de futuros ejecutivos de alto nivel y funcionarios públicos.
Fue el más importante asesor y consultor empresarial hispano durante la segunda mitad del siglo XX.