Aimable huyó a París en bicicleta, con una maleta, su acordeón y el coraje de sus 18 años.
Para sobrevivir, se buscará la vida en la escalinata del Sagrado Corazón, en Ma Cousine, en Place du Tertre, o en Poulailler.
Las improvisaciones sobre temas de Louis Armstrong, Duke Ellington, etc. le permitirán aprender rápidamente los ritmos del jazz, pero el baile musette ocupará un lugar preferente en su corazón.
Enamorado del sudeste de Asia, se alistó en 1944 en la Segunda Compañía DB.
Contactado por el representante en Francia del Stade Breton, se comprometió a animar el baile anual de la asociación, en el octavo piso del Manhattan Center, acompañado por los músicos de Benny Goodman: será un éxito.
El acto, presidido por Michel Legendre, cónsul de Francia en Nueva York, reunió a 6200 bretones.
Pero lo que le marcará será su actuación en el River Boat, cabaret del Empire State Building, con el trompetista de jazz Harry James.
Fue Aimable quien acompañó a Louis-Ferdinand Céline cuando canta en À nœud coulant y Le règlement, pero en rerecording.
Sintiéndose como en casa durante las grabaciones, se le veía a menudo fumar su típico cigarro.
Desde aquí hizo frecuentes escapadas a Cannes, para disfrutar del fútbol, que le apasionaba.