[1][2][5] A pesar de las diferencias regionales y según qué periodo histórico, el pago podía incluir vivienda, leña, dinero o legumbre.
El día 29 se contaban los animales y si había cambio de pastor se cambiaban cencerros que eran propiedad de los pastores y que tenían un sonido característico.
Este remate, entre los ganaderos, era como la rúbrica del trato, tanto es así que se denominaba "echar la robla o robra".
[8][3][5][9][10] Esta costumbre medieval desapareció en el siglo pasado cuando los pastores se convierten paulatinamente en ganaderos.
Los ajustes más documentados son referidos a ganado ovino, pero era válido para cualquier animal de renta como ganado vacuno (VIllacidayo)[11] o caprino (Baza).