Cuando las mercancías llegan a la frontera han estado ya gravados por los impuestos del país de origen.
En este sentido, el Impuesto sobre el Valor Añadido cumple plenamente estos principios y permite que los productos procedentes de otro país tengan un tratamiento completamente homogéneo y por ello fue elegido como impuesto común en el ámbito de toda la Unión Europea, para evitar las distorsiones de los mercados.
Los ajustes fiscales en frontera se aplican con porcentajes calculados a tanto alzado que no garantizan que los bienes importados sean objeto de un gravamen equivalente al de la producción nacional ni que el importe de la desgravación fiscal a la exportación sea igual a los impuestos realmente soportados.
[1] La corrección en frontera debería corregir por tanto todos los impuestos indirectos que gravan la producción o el consumo del producto exportado, dejando fuera los posibles impuestos directos como las cuotas de la Seguridad Social.
[2] Los ajustes en frontera no resuelven todos los problemas de la tributación en el comercio internaciona, queda a un lado el tema arancelario que se resuelve por otras vías.