El macho cabrío también fue adorado en otros países europeos y no sólo en Euskal Herria.
En palabras de otros inquisidores, Akerbeltz era similar a un enorme perro o un buey grande que es malévolo y mentiroso.
Este último caso podría estar relacionado con el mito del Aatxe (otra criatura de la mitología vasca).
Durante la misa antes citada, Aker daba un sermón en el que incitaba a las brujas y brujos a la maldad y después se organizaba una bacanal en la que se servía carne humana.
Se continuaba la celebración, Aker y sus seguidores bailaban al sonido de un txistu (instrumento vasco parecido a la flauta).