Alan L. Hart

[1]​ En 1917-18, Hart se convirtió en uno de los primeros hombres trans en acometer una transición quirúrgica al someterse a una histerectomía.

[6]​ Durante sus años escolares, Hart pudo escribir ensayos bajo el seudónimo "Robert Allen Bamford, Jr."

En esa época no era extraño que los escritores usaran seudónimos, incluso asumiendo nombres asociados con el género opuesto.

Al llegar a la edad adulta, Hart buscó asesoramiento psiquiátrico y cirugía radical para vivir como hombre.

[15]​ También le presentó a Gilbert un argumento eugenésico, sobre que una persona con "inversión anormal" debería ser esterilizada.

Gilbert escribió, en notas sobre el caso publicadas en el Journal of Nervous and Mental Disorders (Diario de Trastornos Nerviosos y Mentales) en 1920, que "desde un punto de vista sociológico y psicológico, ella [Hart] es un hombre" y que "vivir como uno era la única oportunidad de Hart para tener una existencia feliz, lo mejor que se puede hacer".

Añadía: "Permitan que quien encuentre en sí mismo una tendencia a criticar, ofrezca algún método constructivo para tratar el problema en cuestión.

Las primeras hormonas sintéticas no se fabricaron hasta 1920 (por Bayer),[18]​ y cuando tuvo la oportunidad, Hart se sometió posteriormente a terapia hormonal tomando testosterona, lo que condujo a una masculinización, incluyendo voz más grave y vello facial.

Para Hart, esta experiencia fue traumática y nuevamente consultó a Gilbert, quien escribió que Hart había sufrido "el proceso de persecución ... que nuestra organización social moderna puede llevar a cabo con perfección y refinamiento".

Luego realizó un trabajo itinerante, hasta que en 1921, por recomendación escrita del notable doctor Harriet J. Lawrence (condecorado por el presidente Wilson por desarrollar una vacuna contra la gripe), se aseguró un puesto como médico en el sanatorio de Albuquerque.

Le ordenó que no tuviera más contacto con ella y se divorció de él en 1925.

También el trabajo lo llevó a Washington, donde recibió una beca de investigación como radiólogo en Spokane.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la testosterona sintética empezó a estar disponible en los EE.

[10]​ Durante los últimos seis años de su vida, Hart dio numerosas conferencias y dedicó todo su tiempo libre a la recaudación de fondos para investigación médica y para apoyar a pacientes con tuberculosis avanzada que no podían pagar el tratamiento.

A principios del siglo XX, la enfermedad era la principal causa de muerte en Estados Unidos.

La tuberculosis generalmente atacaba en primer lugar los pulmones de las víctimas; Hart fue uno de los primeros médicos en documentar cómo se propagaba, a través del sistema circulatorio, causando lesiones en los riñones, la columna vertebral y el cerebro, lo que finalmente resultaba en la muerte.

Esto significaba que podría tratarse, pero sin cura para la enfermedad en sus etapas avanzadas, la única esperanza para los pacientes era la detección temprana.

Dado que la enfermedad a menudo no presentaba síntomas en sus primeras etapas, el uso de los rayos X fue muy importante para la detección temprana.

En 1943 Hart, ya reconocido como una autoridad en el campo de la Roentgenología tuberculosa, compiló su extensa investigación y otros casos detectables por rayos X en un compendio definitivo, These Mysterious Rays: A Nontechnical Discussion of the Uses of X-Rays and Radio, Chiefly in Medicine (pub.

Ocupó este cargo durante el resto de su vida, y se le atribuye haber ayudado a contener la propagación de la tuberculosis en Connecticut como ya lo había hecho anteriormente en el noroeste del Pacífico.

Programas similares basados en su liderazgo y metodología en este campo seguidos en otros estados salvaron también miles de vidas.

[23]​ Además de su práctica médica y su investigación, Hart mantuvo otra carrera como novelista.

Sus cuatro novelas incorporan temas semi-autobiográficos: En The Undaunted (El Indomable) (1936), un médico, Richard Cameron, se describe a sí mismo como "lisiado" después de que le amputaran el pie como consecuencia de una infección ósea persistente.

Otra novela, En la vida de los hombres, contiene un personaje masculino gay al que le falta un brazo.

Sus cuentos fueron recopilados en The Life and Career of Alberta Lucille / Dr. Alan L. Hart, with collected early writings, de Brian Booth.

[29]​ Los estudios sobre la vida de Hart han mostrado un notorio y amargo desacuerdo sobre si debería caracterizársele como transgénero o lesbiana, mientras que activistas y defensores de ambos grupos han reclamado a Hart como su representante.

Alan Hart de bebé.
Hart (derecha) como parte del personal editorial del anuario universitario.
Eva Cushman, el amor universitario de Alan.