En los valles altos del río Tirón se refugiaron los pobladores de las invasiones que corrían por el llano, conservando con ello un sustrato cultural autóctono.
La zona volvió a manos cristianas en la década que va del 870 a 880 gracias al conde castellano Diego Rodríguez Porcelos que en colaboración con el recién nombrado conde de Álava, Vela Jiménez afianzan definitivamente la frontera en el valle del Ebro y crean una nueva línea defensiva siguiendo el curso del río Arlanzón; restaurando la antigua sede episcopal de Oca.
[1] Entre las 134 aldeas nombradas que pertenecen al alfoz de Cerezo, aparece Halariza junto a Valmala y Sancta Crux del Valle (Urbión).
Tenía jurisdicción de realengo con alcalde ordinario.
A la caída del Antiguo Régimen queda constituida como ayuntamiento constitucional del mismo nombre en el partido Belorado, región de Castilla la Vieja, contaba entonces con 46 habitantes.