Albert Glatigny

Su primera visita a París con la compañía ambulante, cuando sólo contaba veintiún años, le permitió trabar conocimiento con Banville, Baudelaire y otros poetas.

Esto implicaba una cuidada elaboración de los versos, buscando siempre la perfección en la rima y el ritmo.

Tan seriamente se tomaba su labor poética, que renegaba del apelativo de "bohemio", del que su condición de cómico ambulante le hacía acreedor, y se le atribuye esta frase:[1]​ "¡Bohemio me llaman, los muy cretinos!

En adelante, su vida transcurrió entre sus giras teatrales con diversas compañías, y los veranos que procuraba pasar en París.

En esta ciudad, se ganaba la vida principalmente como improvisador de rimas: se subía al escenario y, partiendo de las rimas que le proponía el público, improvisaba sobre la marcha poemas enteros que declamaba en vivo y en directo.

Pero el ejército prusiano invadió Francia, y Glatigny abandonó apresuradamente la capital para buscar refugio en su Normandía natal.

Las rimas que lanzáis al vuelo se convierten en lenguas de fuego."

Banville le dedicó su libro "36 baladas divertidas escritas a la manera de François Villon".

Caricatura de Albert Glatigny