[6] Cabe destacar que es una localidad relativamente lluviosa a causa del efecto foehn.
En dicho paraje se han encontrado importantes restos funerarios de época romana.
También se encuentra una necrópolis visigoda en la que había un sarcófago labrado en granito, que la desidia por parte de las autoridades municipales y la barbarie por parte de otros redujeron a pedazos no hace muchos años.
[7] Es de destacar que hasta principios del siglo XX, muchos abulenses han pasado a establecerse en la localidad.
En las guerras carlistas fue acometida dos veces por los partidarios del pretendiente, en la primera no resultó dañada mientras que en la segunda derrotó y puso en fuga a las tropas carlistas, único pueblo de La Vera que lo hizo.
En la plaza de los toros se produjeron enfrentamientos armados entre ambos bandos, que concluyeron con varias muertes.
Otra fiesta de interés, la Viva-viva, que se celebra con hogueras, en origen estaría relacionada con el cambio del solsticio, aunque hoy por hoy no coincide en fecha (pues debía celebrarse el 22 de diciembre).
La tradición dice que cuando Carlos V, aquejado de gota, era trasladado por las sierras a su retiro de Yuste, unos vecinos del lugar se ofrecieron a cargarlo, llevándolo hasta Cuacos con tal cuidado que el emperador quedó gratamente sorprendido.
Al emperador le hizo gracia la ocurrencia y aparte de concederles lo que pedían, paso a llamarlos cariñosamente “los del penco”, quedando bautizados desde entonces con dicho apodo.
El dueño se negó, justificándose en las magníficas naranjas que este árbol daba.
Al día siguiente, el árbol apareció seco y ya sin justificante lo terminó vendiendo.
Otro hecho curioso hace referencia a la Ermita de San Gil, hoy lamentablemente destruida.