Alejandro Argüelles

Ausente el general Velasco, desempeñó Argüelles el cargo de comandante general interino y al frente de unos doscientos hombres atacó al enemigo fortificado en Miravalles; hizo frente en Villaro, sólo con 30 vizcaínos y una compañía de navarros, al brigadier Ansótegui, haciéndole retroceder, causándole 30 bajas y cogiéndole 12 prisioneros.

Satisfecho por estos servicios y por haber derrotado a los liberales en Lamindano, Don Carlos le concedió el empleo de coronel.

Perdida la guerra para los carlistas, el pretendiente, desde Valcarlos, nombraría a Argüelles mariscal de Campo.

[2]​ Argüelles estuvo emigrado hasta que en abril de 1877 pudo regresar a España sin reconocer a Alfonso XII, y en septiembre de ese mismo año fundó en Valladolid una academia preparatoria para el ingreso en las carreras militares, la cual trasladó después a Toledo y posteriormente a Madrid,[3]​ donde colaboró con los trabajos de propaganda y organización carlista y fue presidente del círculo tradicionalista de la capital.

[2]​ Por su estado de salud, marchó a Oviedo, donde continuó luchando por la causa carlista, razón por la que, según El Correo Español, padeció persecuciones y la prisión, junto con otros carlistas asturianos.