Regresa a Caracas poderosamente influido por esta larga convivencia, de la cual extraerá las temáticas para sus principales obras.
En 1933, es inaugurado el Conjunto Escultórico Plaza Tacarigua, ubicado en la Base Aérea Mariscal Sucre en la ciudad de Maracay.
El presidente Gómez decide recluirle en el Castillo Libertador de Puerto Cabello, donde compartirá la celda con el poeta Andrés Eloy Blanco.
[9] En 1951 lleva a cabo la escultura María Lionza, mito propio de los indígenas del estado Yaracuy y que se transvasó al culto santero venezolano de María Lionza, una hermosa mujer cabalgando sobre una danta.
María Lionza sostiene, con los brazos extendidos hacia el cielo, una pelvis femenina, como ofrenda última a la fecundidad, tema que la obra entera celebra.
[4] Su trabajo se resume en tres características que son necesarias considerar para una comprensión de la obra de Alejandro Colina: la temática indigenista, el carácter monumental y el ritmo tenso y robusto.