Ejerció su profesión como conservador de monumentos desde 1929, dentro de los servicios que propició la II República Española.
Más tarde su trabajo de rehabilitación del patrimonio arquitectónico se efectuó sobre todo en Cataluña, Valencia y las Baleares.
Los trabajos los llevó a cabo en las catedrales de Palma, Lérida, Tarragona y Valencia y en los monasterios de Ripoll, Santes Creus y Poblet.
Formó durante toda su vida profesional un gran archivo de informes, memorias y fotografías que donó a la Biblioteca Valenciana para su custodia.
Era hijo del pintor Alejandro Ferrant y Fischermans.