Alejandro Peloplatón

[3]​ Su padre fue distinguido como abogado en los tribunales de justicia, y adquirió bienes considerables, pero murió mientras su hijo era demasiado joven para cuidarse solo.

[2]​ Cuando alcanzó la mayoría de edad, la ciudad de Seleucia en Cilicia, envió a Alejandro como embajador al emperador Antonino Pío, quien ridiculizó al joven por el cuidado extravagante dedicaba a su apariencia externa.

En su viaje hizo una corta estancia en Atenas, donde conoció al célebre retórico Herodes Ático.

A un corintio llamado Sceptes se le preguntó que pensaba de Alexander, él expresó su decepción al decir que había encontrado el barro (en griego: Πῆλος, pelos), pero no a Platón.

Este dicho dio origen al epónimo de Peloplatón con el que se le conoce.