En general, sin embargo, la cacharrería se importaba de Álava, donde los barros y la producción era mayor.
[2] Cegama, al sur de Guipúzcoa, en el límite de Vizcaya con Álava, produjo loza blanca entre finales del siglo XVII a mediados del XX.
[5] Estudios del siglo XXI documentan como últimos alfareros de la localidad a Gregorio Aramendi Arregui y Martín Azurmendi.
Que para estimular a los hijos de Guipúzcoa a trabajar teja y ladrillos...serían medios conducentes que en los arrendamientos sean preferidos los naturales, igualmente hábiles que los extranjeros...»[7] También se mencionan como focos alfareros los de Azpeitia y Arechavaleta.
Todas ellas esmaltadas de blanco por dentro y ocasionalmente con un mandil exterior.