En su último destino, como superintendente en la 'Washington and New Orleans Telegraph Company', solo recibía un sueldo de 900 dólares al año, por lo que Vail escribió a Morse "Me he hecho a la idea de dejar que el Telégrafo se cuide él mismo, ya que no puede cuidar de mí.
Yo, en pocos meses, partiré de Washington a Nueva Jersey, [...] y decir adiós al tema del Telégrafo por algunos negocios más rentables.
Tras cursar los estudios básicos en diversas escuelas públicas, empezó a trabajar como maquinista en la fundición de su padre hasta que en 1832 empezó a estudiar teología en la Universidad de Nueva York.
Se sorprendió tanto del ingenio que negoció y acordó con Morse que la tecnología necesaria se fabricaría en Speedwell a expensas suyas a cambio del 25% de los ingresos.
Pasó los últimos años de su vida llevando a cabo investigaciones genealógicas.
Su documentación fue donada por su hijo Stephen al Instituto Smithsonian y a la Sociedad Histórica de Nueva Jersey.
[5][6][7] [8] Sin embargo, los argumentos ofrecidos para defender la autoría de Morse se basan en que este habría ideado un código similar al usado en los predecesores del telégrafo eléctrico, el telégrafo óptico, en el que se codificaba el mensaje con tres o cuatro números de un libro de cifrado por cada palabra.