Así, en 1935, Salcedo solicitó su incorporación siendo admitida en calidad de colegiada con el número 287.
De este modo se convirtió en la primera mujer abogada que ejercitaba la profesión en Asturias.
Ejerció su profesión con gran repercusión durante más de 20 años, participando en mítines electorales y actos religiosos defendiendo sus ideas.
En enero de 1936, Alicia, que se definía como una activista de derechas y católica, declaraba en la revista Estampa (Madrid): «Yo jamás vestiré la toga para acusar a nadie.
No entiendo la figura femenina señalando con el dedo hacia el presidio o la horca».