El arte funerario egipcio, que retrata escenas de la vida cotidiana, proporciona mucha información sobre las costumbres relacionadas con los alimentos.
Se ve a los ushebtis (estatuillas de caliza o madera), que representan a los sirvientes de algún muerto, realizando sus trabajos: preparando pan, moliendo grano, sirviendo verduras, sirviendo cerveza y asando aves y otras carnes.
El clima tuvo una importante influencia: en el periodo predinástico las actuales zonas desérticas tenían todavía vegetación, y permitían el pastoreo.
La paulatina desertificación dio mayor importancia al valle del Nilo y a la agricultura, lo que se reflejaba en el menú cotidiano.
Muchos de estos alimentos solo podían ser cultivados en la zona gracias al limo fértil depositado durante las inundaciones del Nilo.
Los pasteles se usaban a menudo para cuidados terapéuticos, y eran endulzados con dátiles, miel o pasas.
Estaba elaborada con trigo o cebada y se usaban dátiles, cuyo azúcar aseguraba la fermentación de la bebida.
Solo le faltaba ya al cervecero poner su signo distintivo que indicaba el lugar y la fecha de fabricación.