En el ámbito militar se llama alojamiento al hospedaje gratuito que reciben los militares en las poblaciones estando de marcha o en operaciones y cuando en aquellas no había cuarteles para la tropa ni pabellones para los oficiales.
El alojado solo podía exigir de su patrón, cama, luz, sal, vinagre, fuego o lugar a la lumbre para condimentar su alimento.
En tiempos normales, si la tropa tenía que permanecer en el pueblo, se le mudaba de vez en cuando de alojamiento para que esta carga pese por igual sobre todos los habitantes; a los oficiales se les concedía por tres días y pasados tienen que buscar casa por su cuenta.
En época de guerra varían estos casos según las circunstancias.
En España, en tiempo de Felipe IV estaba mandado que se diese a los alojados, cama, leña, luz, aceite, vinagre, sal, platos, ollas y escudillas.