El rey Alfonso X el Sabio mencionó el alquerque y sus tres variantes en su obra Libro de los juegos.
Traído por los árabes a la península ibérica, está muy presente en la Edad Media española desde el románico donde se han encontrado grabados en piedra en edificios como iglesias y catedrales.
Alternativamente, los jugadores mueven una de sus piezas a una posición vacía adyacente, unida por una recta.
Gana quien captura todas las piezas del oponente o le impide moverlas.
Otras variantes, como el srand o dahmet sahraui y el dablot prejjesne lapón, son derivaciones más complejas, con tres tipos de fichas en el segundo caso o restricciones de movimiento y coronación de las fichas que llegan al extremo opuesto (como las damas) en el primer caso.