Su coloración puede volverse más marrón con la edad y ocasionalmente también se ven especímenes completamente blancos.
[3] Al igual que muchas otras Amanita, las laminillas son blancas, pero ocasionalmente tienen un tinte rosado o anaranjado característico.
[3][4] En especímenes más viejos, el olor puede volverse picante y sospechoso.
[2][5] Se le considera una especie comestible excepcional con un sabor distintivamente dulce o a nuez.
[2][5] Sin embargo, se debe tener mucho cuidado para identificarlo adecuadamente, ya que la mortal Amanita ocreata (y ocasionalmente Amanita phalloides) también se encuentra en el mismo hábitat en la misma época del año, y a menudo se pueden encontrar muy cerca unas de otras.