[5] La tentación de caer en el soborno indica que la tradicional relación patrón-cliente era insuficiente para reunir los votos suficientes para ganar las elecciones.
[7] El tema es que quizás, el ambitus podría interpretarse como una traición en determinadas circunstancias.
"[9] Durante la era imperial, el político ambicioso cedía por necesidad al burócrata la tenencia de las magistraturas romanas.
[11] El hecho de que las sanciones no parecen haber sido muy severas (Suetonio.
Fue solo bajo el imperio, con la influencia directa del príncipe, cuando terminó la participación política activa y, en consecuencia, los delitos de ambitus se redujeron de forma drástica, prácticamente confinadas a las elecciones municipales.