Amelia del Reino Unido

Al ser la más joven de sus trece hermanos sobrevivientes, se la colocó junto a sus hermanas María y Sofía y pasaban la mayor parte del tiempo juntas, aunque vivían en diferentes habitaciones.

Las tres princesas eran consideras rebeldes y «salvajes», como explicó el pintor John Singleton Copley, que tuvo mucha dificultad para pintar a los perros, pájaros, y especialmente a las tres hijas del rey, que se negaban a quedarse quietas, en el retrato que se le encargó.

Como resultado, tanto Amelia como sus hermanas, a excepción de la princesa Carlota, crecieron aisladas del mundo en la casa de su madre, a la que constantemente se referían como «convento».

El rey Jorge, preocupado, decidió enviarla a Weymouth acompañada de su hermana María.

Su salud mejoró poco, pero encontró consuelo en la tranquilidad que predominaba en el lugar.