En 1936, iniciada la sublevación militar, fue confundido con un espía y condenado por el franquismo a pena de muerte, conmutada por cadena perpetua; permaneció en prisión hasta 1941.
[1] Estudió Filosofía y Letras en Madrid.
Participó en la elaboración del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica que promovía Ramón Menéndez Pidal y dirigía el fonetista Tomás Navarro Tomás, con la recogida de material en Galicia y el norte de Portugal, donde lo sorprendió la sublevación militar de 1936.
A pesar de que intercedieron en su favor personalidades como Ramón Menéndez Pidal, Rafael Lapesa y el canónigo compostelano Jesús Carro, fue condenado a muerte.
Conmutada la pena, permaneció en prisión hasta 1941.