[7][8] También en este período, Ana Magdalena ejerció una cierta influencia en los asuntos artísticos del gran ducado.
[7] Después la familia granducal la tuvo siempre en gran consideración y le asignó una pensión anual.
[Nota 1][10]No obstante otros familiares no deseaban su presencia en la residencia de su difunto esposo.
A Ana Magdalena ya se le había dado dinero y una casa en Darmstadt durante la vida de su esposo, y después de su muerte también se aseguró económicamente con una renta vitalicia.
En sus últimos años, prohijó a su sobrina Ana Magdalena Frobenius y viajó intensamente.