Estudió una maestría en la Universidad de Columbia en Nueva York.
Al regresar a Puerto Rico, en 1929, se convierte en la primera mujer en ocupar cátedra en el Colegio de Comercio.
Realizó una intensa campaña para orientar políticamente a la mujer puertorriqueña y defender el voto independiente.
Desde ahí militó a favor de este movimiento en Puerto Rico.
Sus restos se encuentran en el cementerio de Carolina llamado Puerto Rico Memorial.