[1] Con el tiempo, la pareja de apellidos Cabral-Benavide que lo adoptó, sin conocer su origen, inició el trámite hasta llegar a la adopción plena por las vías legales.
La adopción plena recién se concretó en 1983 en la ciudad de Mar del Plata, donde Andrés se había mudado junto con sus padres adoptivos y sus hermanos de crianza.
Tenía entonces 7 años y a partir de un acuerdo dado entre las familias biológicas y de crianza, entendieron que lo adecuado era que el niño continúe viviendo con la familia adoptiva.
El miedo, el silencio, que impuso el genocidio, sumado al temor a la pérdida del niño, imposibilitó a la familia adoptiva contar la verdad, siendo estos últimos también victimas del terror genocida.
Sin embargo, continuó viviendo con sus padres adoptivos hasta los 25 años, cuando decidió mudarse a Buenos Aires una vez finalizados sus estudios universitarios.
También asumió tareas en comisiones fiscalizadoras, en carácter de sindico, en distintas empresas con participación estatal.
En ese contexto, ha recorrido numerosas escuelas para concientizar a los estudiantes sobre el tema y apoya y promueve todas las acciones tendientes a reforzar los Derechos Humanos en el país.