Tenía una importante colección de arte, que vendió al rey Carlos IV en 1808.
[1] [5] Goya presenta a del Peral de medio cuerpo, sentado sobre un fondo oscuro y neutro.
La expresión facial es grave, la boca ligeramente torcida hacia un lado puede ser una secuela de un ictus previo.
Los tonos rosados, castaños claros y rojos aportan calidez al rostro.
Luego encontró su camino hacia la colección del pintor Gaston Linden en París.