[2] Durante el siglo XIX y XX, el edificio se adaptó a nuevos usos culturales, adaptándose también a la metamorfosis del espacio urbano, lo que terminó por demoler el inmueble durante la dictadura fascista de Mussolini.
[3] El Mausoleo de Augusto fue construido como tumba imperial de la dinastía Julia-Claudia, consagrándose como tal en el año 28 a. C., aunque su nombre deriva del principal enterramiento que se dispone en este mausoleo: el del emperador Octaviano Augusto, que murió en el año 14 d. C. El edificio fue planteado bajo una gran disposición simbólica, aludiendo a un sentido astral y también como esfera del conocimiento,[4] si bien también hay autores que aseguran que pudo ser una rememoración del desaparecido Mausoleo de Alejandro Magno, el cual todos los emperadores romanos a partir de Augusto visitaban al inicio de su mandato.
[6] Durante la Edad Media el espacio del antiguo Campo Marzio, donde se halla el Mausoleo de Augusto, pasó a ser propiedad de la familia Colonna, quien fortificó aquel lugar con un castillo y lo ocupó como residencia hasta el siglo XIV, momento el que se trasladó a un nuevo palacio en el centro de la ciudad.
[9] El arquitecto Giuseppe Valadier intervenía en 1814 el edificio para instalar un palco real, con motivo de la llegada a Roma del emperador Francisco I de Austria; obras que también hizo para el Teatro Apolo y el Circo Agonale.
Todas estas reformas, sin embargo, no contemplaron la consolidación del edificio por lo que, a pesar de querer darle nuevos usos - como museo de esculturas en yeso - la fragilidad del edificio determinó su clausura en 1907.
Así, por ejemplo, el artista circense François Louis Guillame se instaló en Roma con su compañía en la que hacían muestras de acrobacias y equilibrismo con caballos, un espectáculo que viajó por toda Italia, llegando incluso hasta Verona, donde actuó en los fastos celebrados con motivo del nacimiento de Napoleón II.
[2] Tras perder su uso taurino, el recinto fue reaprovechado para otros usos de ocio y esparcimiento.
[17] Desde el siglo XIX, ya convertido en Politeama Umberto, Telfener su propietario destinó el edificio a representaciones teatrales y de ópera.