Sucedió que los anillos, compuestos por hidrógeno, helio y sulfuro, habían quedado orientados con su plano según la visual desde la Tierra en 1612 y con ello se habían hecho muy débiles.
El ciclo de los anillos al igual que la órbita del planeta Saturno duraba 29 años.
Durante los dos siglos siguientes se supuso que el disco era una capa continua de materia.
La primera objeción contra la hipótesis no tardaría, sin embargo, en plantearse.
A finales del siglo XVIII, Pierre-Simon Laplace mostró que bastarían las fuerzas combinadas de la gravedad en el planeta Saturno y la rotación del disco para desgarrar una capa única de materia.
En principio, cualquier partícula del disco mantiene su distancia radial desde Saturno porque hay dos fuerzas que se equilibran.
Ahora bien, en el caso de un disco en rotación rígida, las fuerzas se equilibran solamente para una cierta distancia radial.
El anillo A está dividido en dos partes por la división de Encke.
Las bandas están más apretadas hacia la órbita del satélite Prometeo, que se descubrió en las imágenes tomadas por la Voyager 1.
Además, los satélites Prometeo y Pandora, son los satélites pastores interior y exterior respectivamente que dan forma al anillo F de Saturno que tiene 80 km de anchura.
Por ejemplo, los anillos A, B y C son malos reflectores de la luz del Sol para ciertas longitudes de onda del infrarrojo próximo.
Quizás hay alguna sustancia adicional presente en pequeñas cantidades; polvo tal vez, que portara óxido de hierro como fuente del color rojizo.
Si hubieran sido mucho mayores, se habría apreciado la emisión de radiación térmica.
Los datos de los vehículos espaciales Voyager han confirmado estos descubrimientos.
Esta condición no se puede cumplir para observaciones verificadas desde la Tierra, pero sí a bordo de un vehículo espacial.
Con la llegada de la misión Cassini-Huygens a Saturno, se observó que estas estructuras habían evolucionado, destacando que la banda D72 se había hecho mucho más tenue.
Un efecto similar en los anillos de Júpiter se atribuye al impacto del cometa Shoemaker-Levy 9 en 1994.
[10] En la parte central y más opaca del anillo B aparecen unas perturbaciones orientadas radialmente, en forma de cuña.
Mientras tanto, nuevas cuñas radiales están surgiendo esporádicamente en otras zonas del anillo.
Las imágenes obtenidas por la sonda Cassini muestran en el borde exterior del anillo unas grandes estructuras verticales que se elevan hasta 3.5 km sobre el plano del anillo.
El pequeño satélite Dafne órbita en el interior de la brecha e induce, debido a su órbita ligeramente elíptica ondas en sus bordes que debido a la ligera inclinación orbital de Dafne respecto al anillo, tienen una componente perpendicular que las hace elevarse hasta 1.5 km por encima y por debajo del plano.
Está rodeado a cada lado por los satélites Prometeo y Pandora; tradicionalmente se han considerado satélites pastores del anillo F, pero existen estudios que sugieren que solo Prometeo contribuye al confinamiento del anillo.
[28][29][30][31][32] Observaciones de la sonda Cassini sugieren que el anillo F se compone que un anillo central y una espiral de polvo a su alrededor.