La anomalía magnética de Kursk (KMA) es una anomalía magnética situada en los óblast rusos de Kursk, Bélgorod y Vorónezh, donde abundan los minerales de hierro.
[1] Fue descubierta en 1733 por el astrónomo ruso Piotr Inojódtsev.
[3] Posteriormente, se llevaron a cabo investigaciones relativas a las posibilidades económicas de la zona; estas investigaciones fueron llevadas a cabo por el geólogo Iván Gubkin entre los años 1920 y 1925, basadas en las posibilidades de hallar petróleo.
En 1931, se encontraron grandes cantidades de hierro en la región.
Dichas mineralizaciones se extienden sobre un área estimada en 120 000 km².