Tras la guerra civil española, Antonio Cabezas y su familia abandonaron Huelva.
Durante seis meses estuvo enseñando español a los soldados norteamericanos, ya que todavía no dominaba el japonés, pero sí el inglés.
También allí, el mismo Antonio estudió Teología, teniendo como compañeros a sus propios alumnos.
Además siguió con el kárate, con el profesor Shiokawa, que era cinturón negro noveno dan.
Junto al gaditano José María Espinosa fue el primer español que hizo kárate.
Junto a su hermano Manuel Cabezas García escribió «El mar, el llano y la sierra», el primer ensayo sobre el fandango de Huelva.