Tras la batalla de Ayacucho se casó y afincó en el Perú, sirviendo posteriormente en la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, primero a las órdenes del general Salaverry y luego como parte del ejército unido restaurador.
Llevado ante el general Gerónimo Valdés y por su condición de español y desertor del ejército real, debió ser fusilado inmediatamente sin embargo fue remitido por este donde el virrey La Serna, circunstancia a la que debió la vida pues al día siguiente tuvo lugar la decisiva batalla de Ayacucho donde tras la derrota y capitulación realista obtuvo su libertad.
[4] En 1835 durante la guerra entre Salaverry y Santa Cruz, que precedió a la Confederación Perú-Boliviana, formó parte del estado mayor del general Felipe Santiago Salaverry, estando presente en las batallas de Uchumayo y Socabaya.
Tras la derrota y fusilamiento de su jefe, junto a otros oficiales peruanos emigró a Chile, regresando como parte del Estado Mayor del general Manuel Bulnes y prestando servicios de señalada importancia durante la campaña.
En 1840 publicó la obra titulada Diario militar de la campaña que el Ejército unido restaurador abrió en el territorio peruano el año de 1838 contra el general Santa-Cruz una importante fuente historiográfica sobre dicho conflicto.