Antonio Royo Marín

Destacó por su sensibilidad e interés por acercar al hombre contemporáneo la tradición espiritual y teológica cristiana, lo que le hizo estar en constante diálogo con las preocupaciones del momento.

Era hijo de Antonio e Isabel y fue el tercero de siete hijos: Isabel, Pepe, Antonio, María, Gloria, Natividad y Teresa.

En 1936 por el simple hecho de ser entonces un joven laico cristiano comprometido, también sufrió sus consecuencias.

[4]​ En 1939 llegó a Salamanca y pidió el ingreso en la Orden de Predicadores.

Terminada la filosofía, realiza sus estudios teológicos, también en el Convento de San Estaban, entre 1942 y 1946, siendo ordenado sacerdote en 1944.

Finalizada su vida magisterial es enviado al Convento de Atocha, en Madrid.