Antonio de Bastero y Lledó

La estadía forzosa del canónigo Bastero en Roma tuvo un efecto altamente beneficioso para la historia de la filología catalana.

[6]​ En alguna ocasión consideró su obra como el "resultat de "mon estudi, o millor dir lo passatemps que he fet entre estas llibrerias de Itàlia per divertir la melancolia en què me tenia constituït la emulació y desgràcia" ("el resultado de "mi estudio, o mejor dicho el pasatiempos que he tenido entre estas librerías de Italia para divertir la melancolía en la que me tenia constituida la emulación y la desgracia").

[5]​ Asimismo, su actividad filológica le sirvió para relacionarse con algunos eruditos italianos, eclesiásticos como él la mayor parte, y especialmente con los asiduos de la academia Arcadia fundada en Roma algunos años antes.

[5]​ Estudió códices trobadorescos guardados en varias bibliotecas italianas, y compuso una magna obra titulada Crusca provenzale, ovvero le voci, frasi, forme e maniere di dire che la gentilissima e celebre lingua toscana a preso dalla provenzale, de la cual solo se llegó a publicar el primer volumen, en Venecia, el 1724.

Serra todavía adujo "su antigüedad, abundancia y aptitud para hablar las demás lenguas" para justificar su superioridad sobre el castellano.