Se casó con Ana de Ocampo y tuvo una hija, Ana María de Peralta y Velasco quién casó con Jacques de Croy, y sobre la que continuó la herencia de su título.
Fue muy querido en el pueblo de Marcilla, por las limosnas que daba y su sencillo trato.
Su padre no sólo fue marqués de Falces, sino también barón de Marcilla, y sirvió lealmente a la causa de los infortunados y prófugos reyes de Navarra.
Condecorado como comendador de Cañaveral y también gentilhombre de la Cámara del rey Felipe II, monarca que le invistió ese mismo año como su mayordomo Mayor.
A su muerte, en 1596, finalizó la línea masculina del Marquesado.