Contaba con una población cercana a las cien familias, principalmente campesinos y pastores, que en su mayoría vivían en cortijos.
Se desconocen datos relevantes sobre la infancia de Torres; sin embargo, según sus propias palabras, recogidas en el Diario de Barcelona en 1884, Torres pudo haber aprendido a tocar la guitarra con el célebre Dionisio Aguado, aunque este hecho no se ha podido demostrar.
Curiosamente, en la ficha de Torres dice que se le libera debido a malestares en el pecho.
Fue precisamente de esa relación de donde nació el que es hoy considerado el origen del toque flamenco, ya que en 1860 y con una guitarra Torres, Julián Arcas compuso e interpretó «la rondeña», primera pieza catalogada como flamenco en guitarra.
Torres volvió a casarse, esta vez con Josefa Martín Rosado, natural de Cartajima, Málaga, con la que tuvo cuatro hijos: Teodoro, Antonio, Matilde y Ana.
Lo que pretendía Romanillos era equiparar, así, estas guitarras con las etiquetadas en Almería a partir de 1875, donde aparecerá siempre la inscripción (establecida por el propio Torres): Segunda Época (SE en catalogación).
Albert Augustine, Robert Bouchet, junto con los propios Hauser, Ramirez o Santos Hernández, entre otros, perpetuaron este patrón por los cinco continentes.
Sus guitarras han sido y son tocadas por los más afamados guitarristas de los siglos XIX, XX y XXI, como Julián Arcas, Francisco Tárrega, Paco de Lucía, Emilio Pujol, Federico Cano, Miguel Llobet, Regino Sainz de la Maza, Andrés Segovia, Narciso Yepes, Pepe Romero, David Russell, Stefano Grondona, Andrew York, Carles Trepat, etc.
Por nombrar a algunos, Enrique Granados, Manuel de Falla, Heitor Villa-Lobos o Joaquín Rodrigo.
El mismo Isaac Albéniz que nunca llegó a componer nada para guitarra, en sus últimos años le dijo emocionado a Francisco Tárrega, tras escuchar Granada interpretada con su guitarra Torres, que así era como él había concebido la obra.