Según la datación, su periodo de creación se sitúa en torno a la última década del siglo VI a. C. o a las dos primeras décadas del siglo V a. C. Se han conservado su firma en dos kílices fragmentarios.
En particular, los rostros son bastante llamativos, como los ojos pequeños y profundos y las largas líneas de la nariz.
Además, algunas de sus figuras masculinas tienen barbas prominentes.
Los contornos están realizados con fluidez, casi con delicadeza, y las figuras y su movimiento se adaptan a la forma de los recipientes pintados.
John Boardman también considera esta identificación al menos posible.