El buque participó en dos revueltas navales; durante la segunda fue hundido por un torpedero gubernamental.
Tras ser reflotado, Aquidabã fue enviado a Alemania para ser reparado y modernizado.
En 1906, durante un crucero de rutina, estallaron accidentalmente los polvorines, lo que provocó el rápido hundimiento del buque, con gran pérdida de vidas humanas.
[2][3] Actualmente, los restos del buque yacen a una profundidad de entre 8 y 18 metros, frente al monumento en honor a las víctimas de la tragedia, inaugurado en 1913 en Ponta do Pasto.
La visibilidad para bucear en el lugar rara vez supera los dos metros de profundidad y puede alcanzar hasta cinco metros en días excepcionales.