Aquilino fue obispo católico de Ausona a finales del siglo VI.
Se halló presente en el III Concilio de Toledo del año 589 donde, por orden de antigüedad, firmó en 36º lugar antecediendo a otros 26 obispos, lo que hace suponer que fue consagrado obispo de la sede varios años antes, hacia el 585; no asistió al concilio de Zaragoza del año 592, donde estuvo representado por el diácono Esteban, pero sí participó personalmente en el concilio habido en Barcelona en el 599.
[1][2][3] Se desconoce cuánto tiempo vivió más allá de este última fecha.
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