Cuando Cox negó una orden directa para abandonar la búsqueda de cintas y material presidencial, Nixon lo despidió en un incidente que se conoció como la Masacre del sábado por la noche.
Las explicaciones calmadas, responsables, dignas e impecables de su postura le brindaron un apoyo abrumador entre la comunidad profesional y una gran popularidad entre los ciudadanos en general.
También fue cuando numerosos abogados (incluyendo al padre de Fanny, Edward Clifford Perkins) que estaban relacionados con los Evarts se enfrentaron.
Él le permitía a Cox copiar y editar sus opiniones, empero solo después de que Hand hiciera tres o cuatro borradores.
[61]: n.16 En la oficina del procurador general, Cox era el más joven de los siete u ocho asistentes que trabajaban para Charles Fahy.
[nota 15] Se volvió claro que John L. Lewis, una vez más, tenía a su equipo listo para defender cada parte de su ganancia.
Un panel innovador fue uno establecido en Filadelfia por el Sindicato Internacional de Tapiceros que requirió un grupo foráneo para supervisar la disciplina sindical.
Cox testificó el 30 de abril para hacer varias posibles correcciones del Acta Taft-Hartley relacionando la jurisdicción y los boicots secundarios.
En particular alababa el abordaje político del Reporte del Comité (diseñado en su mayoría por Cox), quien procuró asegurarlo en contra de la corrupción mientras que al mismo tiempo mostraba la atención "ni para perjudicar al gobierno en la materia laboral ni para debilitar a los sindicatos en su rol como representantes negociadores de los empleados.
Cox concluyó que a Robert Kennedy le faltaba solidaridad e incluso entendimiento de la organización en materia laboral.
Fue sustancialmente más anti-sindical que la propuesta del Senado, pero las provisiones menos complejas de Kennedy gobernando los casos sindicales internos permaneció intacta.
[nota 29] Y mientras esta propuesta permanecía como su único logro legislativo, Cox se enteraría más tarde de que él realmente no tenía "ningún interés en los temas laborales del todo.
[187] Cox le escribió a Sorensen (quien trabajaba con Kennedy) buscando una delimitación de roles, pero nunca estuvo satisfecho con el resultado.
[196] Antes de irse a su celebración familiar Navideña en Windsor, Anthony Lewis, escritor del Times, le avisó que había sido escogido para ser procurador general.
[nota 36] La retención fue relativamente reducida, simplemente dándole jurisdicción a la corte federal, y siguió los puntos en el informe de Cox.
En 1962 la Corte cambiaría cuando hubo dos vacantes, involucrando los puestos de dos jueces conservativos, ambos evidentemente víctimas del caso Baker vs.
Lincoln Caplan lo llamó uno de los tres más respetados procuradores generales en la historia (junto con Robert H. Jackson y John W.
Sin embargo, muchos izquierdistas vieron este abordaje a la Constitución como estrecho en materia legal, visto desde la perspectiva de los pocos privilegiados.
[290] Pusey le preguntó a Cox que fuera líder del comité (compuesto por la facultad con refuerzos militares y legales) para lidiar con los disturbios estudiantiles.
En sus memorias él dijo: "Si Richardson buscó específicamente al hombre a quien yo le confiaba menos, difícilmente podría haberlo hecho mejor.
"[313] Poco tiempo después, Cox ofendido a los demócratas del Senado, al revelar en una rueda de prensa una carta solicitando el senador Sam Ervin para que cancelara o al menos pospusiera las audiencias de Watergate del Senado para que pudiera familiarizarse con el procedimiento.
[nota 71] Buzhardt sin embargo, hizo una oferta: iba a resumir las cintas con las conversaciones de cada participante reescritas en tercera persona.
Richardson, comprobó las notas de lo que habían entendido, acordó con Cox los términos y luego se disculpó por olvidar ese suministro.
Cox se opuso a la fecha límite, sugiriendo que si continuaban sus conversaciones podrían fácilmente obtener un aplazamiento de cualquier respuesta por el tribunal.
James Neal le advirtió que si él rechazaba un compromiso, una gran parte del país podría acusarlo de actuar como un "Super-Presidente" sin ningún control.
Haig leyó rápidamente la carta, le dijo Richardson que Cox "rechazó" el trato y lo convocó a la Casa Blanca.
Pero nunca atacó a nadie, en un momento dado habló sobre Buzhardt; "Se ha comportado conmigo de una manera totalmente honorable, -excepto que es demasiado lento."
Fue tan persuasiva una actuación que Sarah McClendon, corresponsal de la Casa Blanca conocida por sus agudas preguntas, se acercó a Cox y dijo: ".
[497] La administración de Reagan planteó un desafío completamente diferente para Cox, pues creía que este intentó llevar a cabo la politización radical del poder judicial.
La oficina del procurador general, por ejemplo, vetó sus decisiones por los resultados políticos (por primera vez en la historia moderna de acuerdo a Cox).