El antiguo claustro pasó a manos privadas a principios del siglo xix mientras que el arco y las ruinas de la iglesia quedaron abandonados.
El convento fue ganando adeptas gradualmente y con su crecimiento se hizo necesario ocupar una parte de la cuadra ubicada al frente.
En un inicio no contemplaba el reloj que puede apreciarse hoy en día; éste fue colocado en la década de 1890.
Actualmente el convento se ha convertido en el Hotel Convento de Santa Catalina Mártir y la calle es conocida popularmente como la «Calle del Arco».
En ella se celebra el final del año y llegada del año nuevo, presentando una variedad de espectáculos culturales que van desde música, poesía y relatos, hasta bailes tradicionales.