El argumento del tercer hombre es una crítica filosófica a la teoría platónica de las formas.
Pero debe tenerse muy presente al combinar dialéticamente unas formas con otras, si se quieren evitar inconsistencias.
A pesar de que Vlastos ha destacado esta versión del argumento, así como la que remite a lo semejante, no es imposible identificar variantes del tercer hombre específicas para otras Formas.
Llevando esta premisa a un nivel más formal, podemos formularlo como sigue: Si una serie de cosas a, b, c, ..., n, tienen cierto carácter o propiedad (F), entonces debe haber una Forma (F-idad o F-eza) que nos permita captar dichas cosas como poseyendo el carácter o rasgo mencionado (F).
Expresando esto en abstracto: Si la serie a, b, c, F-idad comparten la propiedad F, entonces debe aparecer otra Forma, F2-idad, por la cual captamos a la serie a, b, c y F-idad como entes con la misma propiedad F.[3] La conclusión no hace más que explicitar que, aceptando estas premisas, se cae en un regressus ad infinitum, puesto que, sobre la grandeza en sí y las cosas que participan de esta grandeza, aparecerá otra Forma de grandeza, y sobre estas, otra.
De tal modo que cada Forma no será ya unidad, sino una multiplicidad indeterminada (132a10-b2).