Por definición estatutaria, ciertos elementos, especialmente las armas de fuego, están designados como "armas mortales per se", lo que significa que se consideran armas mortales sin importar cómo se utilicen, del latín "por sí mismas".
Además, las leyes sobre armas mortales suelen contener disposiciones que abarcan otros instrumentos destinados a ser utilizados para infligir daños.
En algunas jurisdicciones se hace una distinción entre las armas letales y los artefactos destructivos, como explosivos, bombas incendiarias o de gas venenoso, granadas, minas terrestres, cohetes, misiles o artefactos similares, incluidos los componentes no ensamblados con los que se pueden fabricar dichos artefactos.
Cualquier objeto diseñado, hecho o adaptado con el propósito de infligir la muerte o lesiones físicas graves puede ser considerado un arma letal.
Por ejemplo, un zapato utilizado para patear puede ser considerado un arma peligrosa.