La isla fue conquistada en 1191 por Isaac Ducas Comneno, un gobernador local que se proclamó emperador y reclamó el Imperio de Constantinopla.
Nicosia se convirtió así en una sede arzobispal con tres diócesis sufragáneas: Famagusta, Limasol y Pafos.
La población minoritaria católica se agrupó en algunas ciudades costeras, como Famagusta y en Nicosia, la capital.
Se les permitió ser elegidos de la forma tradicional, y luego debían jurar obediencia a sus superiores latinos.
El arzobispado fue suprimido a la muerte del arzobispo Germanos y la sede convertida en un vicariato griego con sede en Solos, cerca de Morfou (se fusionaron en ella los antiguos obispados de Solos, Tamasos, Tremitunte, Citio, Quitri, Kyrenia y Lapeto).
[3] A pesar de las fricciones iniciales, las dos Iglesias gradualmente lograron coexistir pacíficamente, conservando los ortodoxos sus ritos y tradiciones bajo supervisión latina.