En Hoyos del Espino por el contrario había pocos carreteros y cada uno tenía una o dos carretas.
El grupo de carreteros fue desapareciendo pero se mantuvieron los servicios privados hasta la Segunda República, cuando los transportes motorizados dieron lugar a un cambio total.
La trashumancia que ya habían practicado sus ancestros tomó una nueva vida.
[4] Los carreteros de Gredos consiguieron considerables privilegios que fueron garantizados por ciertas leyes y cédulas reales.
El trigo lo conseguían en la comarca de Arévalo (o La Moraña) y su destino era Madrid.