De los tres grandes arsenales y astilleros españoles del siglo XVIII, el Real Astillero de Guarnizo, los Reales Astilleros de Esteiro (en Ferrol) y el Real Astillero de La Habana, fue este último el que más navíos entregó a la Armada española durante este siglo.
[1] Tal fue la importancia de este astillero que se construyeron allí la mitad de los catorce navíos de tres puentes y más de 100 cañones botados durante el siglo.
[1] La construcción naval en España de las embarcaciones de mayor porte se había localizado tradicionalmente en los puertos cantábricos de Pasajes, Orio y Guarnizo y en zonas del Mediterránea como Cartagena, Barcelona o San Feliú,[2] siendo estas localidades más orientadas a las galeras.
[nota 1] En 1717, el recién nombrado intendente general de la Marina José Patiño ordena establecerse Arsenales Reales en cada una de las cabeceras de los nuevos departamentos navales de Cádiz, Ferrol y Cartagena.
Aunque con anterioridad a la Gran Redada de 1749 los arsenales habían sido el destino de muchos presidiarios, parte del plan del marqués de la Ensenada era que los gitanos no aptos para los batallones o las galeras, fueran sujetos a trabajos forzados en los tres arsenales de la Península, las de Cartagena, La Carraca (Cádiz) y La Graña (Ferrol).