Se entiende por artefactualismo, o visión artefactualista, a la corriente epistemológica que le da lugar central a la técnica, como productora útil y eficiente de artefactos, y la distingue de la ciencia, pues esta última es la encargada de producir nuevo conocimiento, mientras que la técnica no tiene potencial cognitivo.
[1] La palabra artefactualismo, deriva claramente de la palabra artefacto, debido a la importancia de estos en el pensamiento artefactualista, el cual se extiende a diversas áreas del conocimiento.
La imagen artefactualista es considerar como tecnologías exclusivamente a los artefactos, objetos creados con un determinado propósito o para suplir cierta necesidad, lo que implica ver la tecnología como un medio para un fin, un canal mediante el cual el ser humano pueda satisfacer deseos o necesidades, visto de este modo, la tecnología posee un carácter meramente neutro, es decir que no es buena ni mala, pues es el usuario quien define lo que hará con dicha tecnología y es él quien debe considerar las posibles consecuencias de lo que haga.
Para Winner existen dos clases de artefactos que poseen una política intrínseca, el primer tipo está conformado por aquellos cuyo diseño o producción tenía involucradas condiciones claramente políticas, ejemplificado con el conocido ejemplo de los puentes de Long Island, en donde Robert Moses,[3] el arquitecto a cargo del proyecto los diseño particularmente bajos, para asegurar que no pudiesen pasar autobuses bajo ellos, evitando así que zonas de especial interés turístico o cultural, no fuesen visitadas por personas de clase media-baja que se transportaba en medios de locomoción públicos, en este caso si bien la tecnología son los puentes, el arquitecto tenía claras intenciones al momento de diseñarlos, por lo que para Winner estos puentes tienen connotación política evidente, la cual ha sido otorgada por el arquitecto.
El segundo grupo lo constituyen aquellos objetos que son fuertemente compatibles con un orden sociopolítico, o simplemente necesitan de uno, ejemplo de esto es el caso de la bomba atómica, el cual requiere para el autor, o al menos necesita fuertemente, una estructura jerárquica fuerte para su seguro almacenaje y fabricación, pues podría traer consecuencias fatales en una estructura más abierta donde pudiese ser usada o mal manipulada por alguien que no esté consciente del potencial destructivo que esta posee.